9 oct 2011

Cuestión de respeto

Antes de ayer, viernes y por tanto día laborable, sobre las once de la mañana paseaba por el Parque que hay cerca de casa y quedé sorprendido al ver la cantidad de perros de toda raza color y tamaño que había (creo que muchos más que otros días) unos jugueteaban sobre el césped y otros correteaban por las sendas que hay entre el arbolado que les da sombra y nos permiten hacer placentero el paseo.
Sus dueños, o cuidadores, con la hoja de periódico o la bolsita de plástico en la mano, eso sí, para recoger las "kakas" de sus canes, si se daba el caso. Hay unas placas, todavía pocas, colocadas en lugares estratégicos que en el fondo pude verse la silueta de un perro cruzada con una raya roja donde pone: Perros NO. Entiendo el buen criterio de quién dispuso las placas, si es que lo hizo para que los niños pudiesen corretear por el césped sin "untarse" de orines y suciedad de las huellas de los excrementos. Además, en uno de los extremos del Parque, curiosamente, hay un amplio espacio acotado con una verja de alambres y bastante adecuado, destinado para que estos animales hagan ejercicio físico y sus necesidades fisiológicas.
Al ver tantos perros, sabiendo que nos estaba permitido, estuve a punto de hacer unas fotografías y denunciarlo formalmente al departamento municipal correspondiente. Pero como ni tengo perro, ni niño que llevar al Parque, lo pensé mejor y no lo hice. Pues lo mas seguro es que, si lo hago, alguno de mis vecinos que tienen perro se hubiese molestado, me lo hubieran recriminado. Y otros con niños, también del barrio, hubieran dicho que ya están acostumbrados y que les da igual lo de los perros, ya que el servicio municipal de Parques y Jardines se pasa la vida mirando para otro lado, para no ver la cantidad de suciedad que "preside" este pequeño y bonito Parque.
A pesar de todo, los viejos del barrio que -todavía- podemos, seguiremos yendo a pasear.
Feliz otoño, amigos leyentes.




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