26 dic 2010

Un año más...

Hasta hace poco, cuando llegaban estas fechas me volvía loco escribiendo (a mano, por creerlo más personal) y transladando mis felicitaciones navideñas y mis mejores deseos a familiares, amigos, conocidos, de los que recibía otras tantas muestras de lo mismo. Desde hace poco tiempo, repito, he cambiado el engorroso trabajo de comprar christmas, escribirlos, ensobrarlos, ponerles el sello de correos y depositarlos en el buzón correspondiente, por el placer de hacerlo a través de éste "milagroso artilugio", al tiempo de ahorrarme mucho trabajo.
Seguramente habrá quién diga que la felicitación, enviada por e´mail no es comparable con la tradicional y cálida tarjeta, ilustrada con artísticos motivos navideños, manuscrita y firmada por uno mismo. Pero, claro, ya se sabe que "hay gente pa tooó".
Yo, aunque algo fuera de tiempo, me permito desear felices Fiestas (en mi tierra se decía que "hasta San Antón, pascuas són") y un muy Venturoso 2011 a la totalidad de los mortales.

Amén.
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19 dic 2010

Escenas de quinteria (II)

Qué pasa con la lumbre pa que esté la casa llena de humo? No ves que aquí no hay dios que respire y hasta las mulas se pueden afixiar...?
- Ya estás viendo que hago lo que güenamente puedo, es que los sarmientos no están secos del too y cuesta mucho que arranquen a arder. Eso que le he echao un buen puñao de paja, pero ni por estas. Encima, se ve que el aire viene en contra y no tira la chimenea como tenía que tirar. Pero vaya, hay que tener pacencia por que no es la primera vez que pasa esto. Y si no, mira lo renegrios que están los zarzos del techo y las vigas, y eso que otavía la casa no es mu vieja.
Ya lo veo, pero por lo menos ten la puerta abierta si no quieres que nos ahoguemos vivos. Que entre el humo, lo mal que güele la paja quemá, la peste que echa la cuadra con basura de tantos días y los meaos de las mulas, se hace difícil respirar. Mi agüelo, en casos así, decía: "más vale humo que escarcha", pero si puede ser, ni una cosa ni otra. Yo creo que él se referiría a otra cosa.
Así que deja ya la lumbre y cierra la puerta por que hace un frio que pela. Y si no puedes guisar hoy, comemos en crudo lo que enganchemos en la barja o las alforjas y mañana será otro día. Totál por una vez que no comamos caliente ... no pasará na, digo yo.
Esta era una situación que se daba con cierta frecuencia, sobre todo en invierno, en las pequeñas casas-quintería donde nos alojábamos, la mitad del espacio con chimenea y poyos para el personal y la otra mitad con pesebres para las caballerías, con el fin de evitar desplazamientos y aprovechar mejor la luz del día para trabajar. Y si digo "sobre todo en invierno" es por que al ser las noches tan largas y los días tan cortos, la jornada de trabajo comenzaba antes del amanecer y terminaba cuando ya no se veía. Por tanto, el tiempo de descanso igual para los gañanes que para las mulas era mucho más.
Ahora, con el desarrollo agrícola, las mejoras laborales, la mecanización del campo, etc. todo ha cambiado para bién. Aquellas escenas vagamente se recuerdan en la lejanía de un tiempo que, aunque lo parezca, para la gente de mi generación aún no es tan lejano.

Condios, y Felíz Navidad a todo el que pase por aquí.
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14 dic 2010

Recuerdos que alimentan.

Después de mucho tiempo jubilado me he propuesto ir algun dia a desayunar al mismo sitio donde fuímos durante mas de dos lustros a almorzar un grupo de trabajadores de varias empresas vecinas con los que mantengo una amistad cercana incluso familiar, a pesar de que con algunos hace treinta o más años que no nos vemos. Se trata de un pequeño Bar-Restaurant en un Municipio de Barcelona de los llamados "ciudades dormitorio" por su proximidad con la capital y estar rodeado de urbanizaciones. Todos hacíamos jornadas de muchas horas y el almuerzo lo aprovechábamos para encontrarnos y hacer un breve descanso con minitertulia incluida. Estábamos ya tan habituados a compartir ese rato que a cualquiera de nosotros, cuando no podíamos acudir, nos faltaba "algo", solíamos decir.
Ayer lunes, con mi esposa, fuimos a hacer una visita a otros amigos en otro pueblo de una comarca vecina y pasamos por la carretera donde está el citado y acogedor Restaurant, con las instalaciones ampliadas y muy mejorado. Regido por los mismos dueños de siempre, pero ahora jubilados están auxiliados por sus hijos. Como era sobre mediodia, las mesas estaban ocupadas casi al completo por una clientela que en gran parte era gente joven, también trajadores la mayoría. Todo está tan cambiado que al felicitarles por la renovación y mejora de las instalaciones, con el tono de buen humor que adorna a nuestros amigos J. y M. nos dicen: "Ya se nota que aquí lo único que ahora hay viejo es el nombre de la casa y nosotros . . . Le seguimos la gracieta y dije: Bueno, como veis, ahora mismo lo "viejo" no sois vosotros solos...
Antes de marcharnos les comenté el propósito de reunirnos los que podamos (ya no estamos todos) de aquél grupo y les gustó tanto la idea que, además de la emoción que les produjo, me prometieron prepararnos lo que acostumbrábamos a tomar cada uno, ya que aún creen recordarlo. ¡Qué gente más buena, por Dios!
Yo también prometo contarles cómo fué la fiesta, si conseguimos celebrarla, claro.
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