20 may 2010

Todo tiene su tiempo

Según he leído en alguna parte, Paolo Coelho (perdón por no saber quién es, ni encontrar su nombre en mi pequeño Salvat) dice que: "Es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida, y no empecinarse en permanecer en ella por tiempo innecesario, ya que no tendría sentido". "Que no vale la pena malgastar el tiempo preguntándose el por qué sucedió tal o cual cosa, cuando sabemos que lo que pasó ... pasó" y a otra cosa mariposa que diría aquél. (Si cabe hacer algo por rectificar -añado yo- que sea para no repetir aquello que consideremos erróneo).
Este señor conseja, al mismo tiempo y con igual rotundidad, "que no tengamos vínculos con quién no quiera estar vinculado a nosotros". ¡Ahí es na!. Como frase es estupenda, pero nos lo pone muy dificil, ya que son tantos los intereses que nos rodean, intereses de todo signo, que en multitud de casos incluso entre las mejores familias se hace inevitable la relación por los mismos, o por simple conveniencia y no solo por voluntad o devociónes mutuas.
Pero al final dice algo que me ha hecho sentir bien, aliviado mentalmente. Dice lo malo que es "albergar resentimientos" (a mi edad no hay lugar para tanto) y que "el tiempo que hayamos dado a otros no esperemos que nos sea devuelto". Que tampoco nos preocupe demasiado -deduzco yo en mi leguaje- si no se nos reconocen méritos, ni que se den cuenta, o no, de quién somos, ni de lo que hayamos significado en tiempo pasado. Que la vida, para ser mínimamente satisfactoria, ha de vivirse hacia adelante; nunca para atrás. Claro, si la existencia nos ha sido generosa en tiempo, para cubrir las últimas etapas, hablar de eso, de tiempo, y de energias, es como soñar despiertos.
No obstante, mientras mantenga la cabeza en pie y me permitais pasar por aquí, seguiré soñando.
Un abrazo a mis leyentes.
Adios

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