18 feb 2010

Prohibición, no. Infomar, sí.

La adición al consumo de tabaco, generalmente, suele comenzar cuando se es muy joven. Y una de las causas es la de convivir con fumadores habituales. Por tanto, en las escuelas, la información que se transmita a niños y adolescentes respecto al hábito de fumar fortalecerá -sin duda- la voluntad del escolar para saber decir sí o no al tabaco. Con lo cual imaginamos que el problema "tabaquísmo" se solucionaría, en buena medida, a base de educación, educación y educación.
Ahora, todo el mundo sabe que el tabaco, sin importar la variedad de la planta ni el tipo de elaboración que se consuma, el poder de adición que tiene es infinito. Basta con recordar a tantos fumadores y fumadoras que al observar síntomas extraños en la respiración incluso tos persistente, los primeros signos en aparecer, han intentado dejarlo y no lo han conseguido. Y aunque hay, todavía, muchas personas que fuman y no admiten que se les recuerde que están perjudicado gravemente su salud, ni reparan en el daño que hacen a otras no fumadoras, es de esperar que el anuncio de la nueva ley antitabaco, prohibiendo fumar en locales públicos cerrados, les ayude a pasar de ser fumadores avezados y de cantidad excesiva, a fumadores por placer (entendiendo al primero por fumar 15 ó más cigarrillos diarios, y al segundo por fumar 3 ó 4 cigarrillos y no todos los días) que sería la línea mas recta para alcanzar la voluntad de dejarlo.
Si yo hubiese sabido todo esto mucho antes, cuando era joven, es probable que ahora les hablara con laringe. Aun así, me gusta repetir: "Nunca es tarde, . . . . . ."
Hoy no se me ha ocurrido nada mejor.
Saludos cordiales.
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