27 oct 2009

AL MIRAR POR EL RETROVISOR

Trabajar en el campo los años cincuenta, en La Mancha, e ir "de semana" consistía en: Salir el lunes con el carro cargado de aperos de labranza, pienso suficiente para las caballerias y "ato" (la comida del gañán) que consistía, generalmente, en productos básicos y fáciles de cocinar a la brasa o en la sartén. Con todo ello, suficiente para los seis dias de la semana, solo cabía instalarse en la "quintería" (casa o bombo) de la propia finca, o en otra ajena de alrededor.
De la tarde del lunes y hasta el mediodia del sábado eran jornadas de trabajo que duraban tanto como durase la luz del día, es decir, desde el amanecer hasta anochecer, sin contar las horas. Y si llovía entre semana y no se podía labrar la tierra, por no embarrarla, ese tiempo se ocupaba, entre otras cosas, en limpiar de basura las cuadras, engrasar y recoser las guarniciones, tejer con esparto pleita o sogas y jugar a las cartas. Todo ello para hacer la inactividad mas llevadera.
La tarde del sábado era para llevar las rejas a la fragua, las caballerias al herrador y a última hora a la barbería. El domingo por la mañana se dedicaba a preparar todo lo necesario para la semana siguiente y depues del mediodia a pasear o al casino con los amigos.
El lunes, con resaca o sin ella, vuelta a empezar.....
Continuará, adios.
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