Ya no recuerdo si hace treinta, o más, años que un grupo de amigos celebramos en Vallirana (población de montaña cercana a Barcelona capital) junto a la familia Alsina la verbena de la noche de San Juan. Tampoco recuerdo haber faltado una sola vez (salvo en 1998 que volábamos esa misma noche a Panamá para participar de un Congreso Hispano-Americano muy especial para nosotros) por que JOAN ALSINA, el anfitrión, por su manera de ser merece estar acompañado de incondicionales, es decir, por esos amigos que nunca fallan. Solo con decir que, a aquellos que no asisten por no estar ya entre nosotros, dedicamos a su memoria un brindis muy emotivo, se dice todo. Les recordamos como si solo faltasen esa única noche y estoy seguro que hoy haremos lo mismo elevando la vista a lo más alto.
Al final, tras un aperitivo con cava catalán, una opípara cena, la tradicional coca regada con igual caldo que el aperitivo y el café al gusto de cada cual, cuando consideramos la hora más prudente nos despedimos con un sincero: ¡¡ FELICIDADES, JUAN !! y hasta otro año, amigos.

En esta última semana se han dado noticias muy tristes y así hay que sentirlo. Por un lado se nos dice que Don Vicente Ferrer, ese gran personaje de las misiones cristianas, ha fallecido a los 83 años a consecuencia de un cáncer. Nos consuela, sin embargo, saber que la Fundación que lleva su nombre sobrevivirá a su ausencia. Pues ha realizado tan humanitaria obra entre los desfavorecidos, los más pobres, que ese pueblo que le llora hará el esfuerzo necesario para su ejemplo cunda entre los cristianos sin excepción.
Por otro lado, los asesinos de ETA siegan la vida a un hombre cuyo único delito es el de haber expuesto la suya para frenar el fanatísmo criminal de unos desalmados sin entrañas, sin saber lo que buscan con ello. Esperemos que los simpatizantes de esos cobardes no salgan con pancartas a la calle justificándoles. Y no puedo seguir escribiendo, pero sí quiero gritar: ¡Que en Paz descansen dos HOMBRES mucho más que ejemplares!.

Después de conocer los resultados de estas elecciones al Parlamento europeo (7-J) deduzco que lo de que "ya semos europeos", que diría Forges, sigue siendo el sueño de unos cuantos progresistas, a los que me sumo. Estoy tan convencido de que el régimen menos malo es el democrático, que nunca he dejado de ir a votar por lo que significa el voto de cada uno de los ciudadanos en un Estado de derecho, como es -o parece que es- el Estado español, tral el final de la dictadura.
Siempre que hay elecciones, cuando estoy en el colegio electoral, donde me corresponde votar, me ilusiona ver (yo también sueño) que mis convecinos de distrito acuden masivamente a ejercer ese sagrado derecho, sin que me preocupe demasiado al partido político que cada cual vaya a votar. Tengo muy buenos amigos con inclinaciones políticas diversas y no por ello dejamos de celebrar juntos, sobre todo en lo personal, los mejores y los peores momentos. Hablamos de política lo justo, pero, cuando lo hacemos, sin negar nuestros ideales, acabamos admitiendo que la diversidad de pensamiento es para todos sumamente enriquecedora.
Hoy, cuando nos encontremos, seguro que haremos bromas con el análisis que están haciendo los líderes de cada partido (nadie ha perdido) y solo expresaremos nuestro disgusto por el alto porcentaje de abstención que se ha producido. No se entiende que un pais como es España, tan subvencionado con fondos estructurales europeos, haya evidenciado su escaso interés por fortalecer su presencia en Bruselas.
¿Será verdad que España, con ¡treinta años de democracia! aún sigue recibiendo lo que merece?. De otra forma no lo entenderia.