4 may 2007

PRINCIPIOS

Cuando de alguien se dice que “no tiene principios”, de alguna manera se está minusvalorando sus cualidades más elementales. Ni siquiera se cuestiona si tuvo, o no, la posibilidad de adquirirlos. Desde Adán y Eva, en mi opinión, los “principios” se adquieren en el seno familiar, a base de asimilar la cultura de cada uno de los lugares, o pueblos, donde se nace; la correspondiente escolarización; el aprendizaje o formación socio-laboral, etc. En definitiva, sería expresar el más absoluto respeto al otro, sin menoscabo del uso y disfrute de libertades, y que éstas sean bien entendidas por todos.

Suele decirse, también, que tener buenos o malos principios depende de la calidad de la cuna que nos haya mecido. Esto, en caso de haber tenido cuna, ya que para muchos nacidos en lugares rústicos y de determinadas generaciones, no pudieron disfrutar de cuna, ni buena ni mala.

Pero como no hay regla sin excepción, tratándose de principios, de capacidades (lo equivalente a personalidad y buenas maneras) hay mucha gente que, sin haber tenido la oportunidad de experimentar ninguno de los requisitos señalado, lo parece. Gente que cuando comienza a tener sentido de la realidad que le rodea y adquiere cierta experiencia, aprueba con nota alta todos los esfuerzos que haga para superar aquellas carencias que tuviese durante el tiempo apropiado para su formación.

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